Una vez más lo esperó, enamorada, vestida con sus mejores sedas, envuelta en su mejor aroma.
Una vez más contempló nerviosa, cada vez más apagada, cómo pasaban las horas en el viejo reloj.
Una vez más sus lágrimas le dieron un sabor amargo a la carne, y sus sollozos rompieron el silencio de la soledad en la sala.
Por última vez, abrió aquella botella con tristeza, su mirada perdida en la pared del fondo... bebió con determinación, con ganas, dejando que ardiera su garganta. Poco a poco recuperó su confianza, el brillo volvió a su mirada, y con una sonrisa maliciosa se percató de su tremenda fortuna. Nunca más dependería de él... ni de nada... ni de nadie... era libre... para reír, para gritar, para amar cuando quisiera, para contemplar el mundo y hacerlo suyo... la vida seguía corriendo en su sangre, con energía, encendida por el vino y el licor...
Con un gracioso gesto, brindó con su vaso contra la botella, se guiñó un ojo, se levantó y comenzó a bailar, a cantar y a dar vueltas, y vueltas y vueltas... hasta caer desplomada en su lecho.
Ahora sueña... disfruta de su libertad... y mañana... mañana seguirá siendo reina por un día!
(TEE7H1NG - 08/03/2006)
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