Caminante

Andando se hace el camino, caminante. Sean cuales sean tus pasos, torpes y temerosos o ágiles y decididos. Siempre adelante (pero con los ojos abiertos) o con pequeños retrocesos (para coger carrerilla), en busca de atajos o despreocupado a través de amplias avenidas, de noche, de día, tiritando de frío o sudando a 40 grados. Cuesta arriba o dejándote llevar por tu propio peso; contemplando el paisaje, observando a los demás, o no viendo más allá de tus propios pies.

No importa a donde quieras ir o a donde llegues. Cada huella de tus pasos deja constancia de ese camino. Tu historia se escribe bajo tus pies, para que otros la lean y otros la sigan, igual que tú lees ahora las huellas dejadas por anteriores caminantes.

Demuestra ser un hombre y repite esas historias, tropieza de nuevo con las mismas letras. Comete las mismas faltas que tus antepasados y empéñate en escribir de ese modo tu propia "bida". Es en ese bucle, caminante, cuando el gusano toma consciencia de su vulnerable inocencia y se encierra en su crisálida.

La letra con sangre entra, caminante, deberás andar descalzo por los caminos más pedregosos y te cortarás los pies con los matojos de ese, tu camino. Sólo así aprenderás a decidir cual es la mejor vereda; y al descansar bajo las estrellas del cielo, dejarás volar tu imaginación, y soñarás que vuelas, caminante, y querrás escribir sobre esa sensación, la Libertad. Volverás a equivocarte y tropezarás no menos de mil veces... pero no dejes que un simple tachón deje mancha en tu ilusión, porque será en las zonas más sombrías de tu camino donde la moraleja de tu historia más se enriquezca, caminante.

Sigue... adelante...

(TEE7H1NG - 25/12/2005)

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